Por: Dra. Carla Morán Huanay, directora Instituto de Familia de la UCSanJosé
Hoy en día, la familia atraviesa por diversos cambios y desafíos que generan una exigencia mayor para mantener un clima familiar favorable y una mayor cohesión entre sus miembros. La buena dinámica familiar requiere fortalecer algunos elementos importantes que confluyen en ella: la comunicación asertiva y el establecimiento de normas de convivencia.
La comunicación asertiva entre padres e hijos, y entre los cónyuges mismos, requiere de escucha activa y respeto mutuo, esto ayudará a fortalecer los vínculos existentes, aclarar desacuerdos y, sobre todo, aceptar incondicionalmente a cada miembro de la familia (elemento indispensable para que pueda existir una comunicación profunda en ella). La no aceptación del otro puede generar muchos obstáculos para una buena comunicación: indiferencia, juicios, afán de control, así como sentimientos de desconfianza, inseguridad e indecisión. Tenemos la necesidad de sentirnos amados y aceptados sin condiciones y es la familia el primer lugar donde el ser humano puede experimentar ese amor auténtico. El sentimiento de aceptación en las relaciones familiares, la escucha y la actitud positiva del emisor frente a aquello que se siente y se quiere expresar contribuye a crear en la persona un sentido de seguridad y confianza en los demás.
Una comunicación asertiva en familia necesita también elementos como la sinceridad y apertura (mostrando coherencia entre lo que se expresa, siente y hace, espontaneidad, sin condicionamientos), la comprensión o empatía (ponerse en la situación del otro), la profundidad (comunicando lo más personal e íntimo, nuestros sentimientos, confiando en el otro. Por último, la comunicación en la familia no se realiza solamente a nivel verbal, sino también a nivel corporal. La mirada, la posición del cuerpo, el silencio, el diálogo son formas de comunicarnos con el otro. Todos estos elementos contribuyen en la creación y permanencia de relaciones familiares sólidas que luego se podrán prolongar en nuevas relaciones en la vida en sociedad.
Las normas de convivencia en familia, ayudan a facilitar un ambiente de respeto mutuo y de asunción de responsabilidades compartidas entre sus miembros, además de crear y mantener el sentido de cooperación y unión, facilitando de este modo la convivencia diaria en la familia. Cuanto mayor sea el grado participación de cada uno de los miembros en la elaboración de estas normas, habrá una mayor disposición y compromiso en su cumplimiento. Los padres, como primero educadores, son quienes irán guiando y controlando el cumplimiento de estas normas. Es importante considerar la flexibilidad, pues es necesario recordar que no todos los hijos son iguales, por lo que el nivel de exigencia puede variar.
Un último aspecto a considerar, en cuanto a la convivencia familiar se refiere, son las normas o disciplina en la familia o, dicho en otras palabras, los castigos o sanciones frente a conductas erradas o que no corresponden a la dinámica de la familia. Dos cosas al respecto: es importante buscar involucrar a los hijos en las soluciones frente a los problemas que se puedan presentar o los errores de conducta, pues no se trata de imponer castigos sin haber antes dialogado con los involucrados, haciéndoles reflexionar acerca de su conducta y las consecuencias. De igual modo, así como se desaprueban las conductas erróneas en la familia, es muy importante aprender a aplaudir las buenas acciones, lo que crea en los hijos sentimientos de seguridad, estima y el fortalecimiento e interiorización de los valores que predominan en la familia, todo esto envuelto en un clima de respeto por el otro y de amor, pues se hace buscando el bien de la persona que se ama.